La nueva era del cumplimiento en la región centroamericana y su aporte a las universidades
Una efectiva gestión de compliance, colabora con la organización para generar una cultura de legalidad e integridad adaptada a sus objetivos estratégicos. Además, genera entre otros beneficios, información clave para los tomadores de decisión, favorece una mayor gobernabilidad de la organización, propicia un cambio cultural hacia la integridad corporativa y la disminución de litigios penales.
Las universidades son fundamentales para toda sociedad. Forman a los lideres políticos, empresariales y sociales, y su accionar impacta en múltiples ámbitos. Pero, al igual que otras organizaciones, están expuestas a riesgos relacionados con el incumplimiento. Cada día son más sonados los casos en donde universidades de diferente orden, aparecen relacionadas con investigaciones y denuncias por violaciones a reglamentos internos o inclusive por investigaciones a nivel estatal por la consumación de posibles delitos. Estas señales, deberían poner en alerta a sus directores, respecto a la necesidad de voltear a revisar las formas y procedimientos que están utilizando sus instituciones, para gestionar los riesgos a los que aparecen expuestas y dar adecuado tratamiento al cumplimiento de sus normas. El compliance puede ser una oportunidad para un cambio positivo y pueden utilizarlo como una herramienta de cambio organizacional y cultural.
Recientemente, el Director de Ética y Cumplimiento de Clearwater fue invitado a exponer en el Foro de Rectores de Guatemala, que es la mesa que incluye a los representantes legales de las Universidades del país, sobre la importancia de incluir en estas instituciones educativas la gestión de compliance. Hizo énfasis en que las universidades guatemaltecas podrían empezar a incorporar elementos del compliance para gestionar adecuadamente sus riesgos, como son:
La posibilidad de documentar sus procesos y reglas internas;
Adoptar y comunicar sus normas éticas;
Incorporar el riesgo normativo en sus diagnósticos y esquemas de gestión de riesgos;
Establecer una función de compliance;
Establecer sistemas de quejas y denuncias sobre infracciones legales y éticas;
Incorporar temas de compliance en sus planes y programas de capacitación;
Fortalecer esquemas de control integradores de las tres líneas de defensa; y,
Usar el compliance como herramienta de gobernabilidad y sostenibilidad de la organización.